Los cuervos siempre han sido reconocidos por su gran inteligencia: pueden recordar caras, usar herramientas y comunicarse en formas sofisticadas.
Pero un nuevo estudio encuentra que los cuervos también tienen el poder cerebral para resolver tareas de relación de coincidencia de orden superior, y pueden hacerlo de forma espontánea. Eso significa que los cuervos se unen a los seres humanos, los simios y los monos en la exhibición de pensamiento relacional avanzado, de acuerdo con esta investigación.
"Lo que los cuervos han hecho es una hazaña fenomenal", dice Ed Wasserman, profesor de Psicología en la Universidad de Iowa y autor del estudio. "Esa es la maravilla de los resultados. Se ha hecho antes con los simios y los monos, pero ahora estamos tratando con un pájaro; pero no cualquier pájaro, un pájaro con un cerebro tan especial para las aves como el cerebro de un mono es especial para los mamíferos".
Experimento ingenioso
Wasserman dijo que los investigadores rusos han estudiado las especies de aves durante décadas y que un tema principal de su trabajo es la cognición. El le da crédito a sus homólogos con un estudio reflexivo y bien planificado.
"Este fue un experimento muy ingenioso", dice Wasserman. En el estudio participaron dos cuervos encapuchados con al menos dos años de edad. En primer lugar, las aves fueron entrenadas y evaluadas para identificar artículos por el color, la forma y el número de muestras individuales.
Aquí entra cómo funcionaba: las aves se colocaron en una jaula de malla de alambre en la que se insertaba en ocasiones una bandeja de plástico que contiene tres tazas pequeñas. La taza de muestra en el medio se cubrió con una pequeña tarjeta con un color, forma o número de elementos. Las otros dos tazas también se cubrieron con tarjetas, de las que una se correspondía con la muestra y otra que no. Durante este periodo de formación inicial, la taza con la tarjeta de muestra contenía dos gusanos de la harina; los cuervos fueron recompensados con estos alimentos cuando eligieron la tarjeta, pero no recibieron alimentos cuando eligieron la otra tarjeta.
Una vez que los cuervos se entrenaron en emparejar las muestras, los investigadores pasaron a la segunda fase del experimento. Esta vez, las aves fueron evaluadas con pares coincidentes relacionales de artículos.
En estos ensayos, las características determinadas relacionales estaban dispuestas de tal manera que los pares de prueba no se ajustan con precisión el par de la muestra, eliminando así el control por la identidad física. Por ejemplo, los cuervos podrían tener que elegir dos círculos del mismo tamaño, en lugar de dos círculos de diferentes tamaños cuando la tarjeta de muestra presentaba dos cuadrados del mismo tamaño.
Lo que sorprendió a los investigadores no era sólo que los cuervos podían realizar correctamente los juegos relacionales, sino que lo hicieron espontáneamente, sin entrenamiento explícito.
"Ese es el quid del descubrimiento", dice Wasserman. "Honestamente, si era sólo por la fuerza bruta que los cuervos mostraron este aprendizaje, entonces hubiera sido un resultado impresionante. Pero esta hazaña fue espontánea."
Aún así los investigadores reconocen que el comportamiento coincidente relacional de los cuervos no se produjo sin un conocimiento básico.
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