El Hubble inmortalizaba el pasado mes de abril un extraño suceso: a Júpiter le había salido un ojo. Un círculo negro resaltaba sobre la superficie de la mayor de las tormentas del planeta, la Gran Mancha Roja. Pero no es la primera vez que sucede. De hecho, sucede de vez en cuando que a Júpiter le gusta echarnos un ojo.
Las responsables del fenómeno son las lunas que giran a su alrededor y que, al interponerse entre la lente del telescopio y el planeta, crean ese efecto ‘ocular’.
La mancha de abril era la sombra de la luna Ganímedes. En mayo de 1994, julio de 1996 y en el mismo mes de 1997, fue otra de ellas, Io, la que dejaba una mancha oscura de 3,640 kilómetros de diámetro en las imágenes.
Júpiter cuenta con, nada más y nada menos, que 67 satélites conocidos hasta la fecha, cada una con una órbita diferente. Ganímedes, Io, Europa y Calisto (descubiertas por Galileo Galilei) son los mayores.
Mientras que la Luna da una vuelta a la Tierra cada 28 días, Io tarda solo 1,8 en circundar al planeta. Así que imagina la cantidad de ojos que puede tener un planeta tan grande y con una órbita tan poblada
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