El estancamiento atmosférico, la escasa circulación de las masas de aire, es un fenómeno muy importante para entender el nivel de contaminación que sufre nuestro planeta, pero ha recibido hasta ahora poca atención de la comunidad científica.
Y eso que el hecho de que “no corra el aire” tiene funestas consecuencias, pues favorece que se acumule el polvo, el ozono y el hollín en las capas bajas de la atmósfera.
Tres variables están implicadas en la defectuosa renovación del aire: los vientos débiles, la estabilidad de las ya citadas capas bajas de la atmósfera y la ausencia de precipitaciones.
Pues según un estudio publicado en la revista Nature Climate Change, estos factores de riesgo para nuestra salud se incrementarán en el futuro debido al calentamiento global, sobre todo en las zonas tropicales y subtropicales.
De acuerdo con los investigadores, que han analizado quince modelos climáticos, si la emisión de gases con efecto invernadero no se frena, el 55% de la población mundial sufrirá más estancamiento atmosférico en el año 2099.
El problema afectará sobre todo a amplias zonas de India, México y la Amazonia, que verán incrementarse en 40 días anuales la nociva calma chicha y, con ella, las enfermedades respiratorias y cardiovasculares asociadas a la polución.
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