La epidermis humana cuenta con una asombrosa diversidad de hongos. Expertos del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano y del Instituto Nacional del Cáncer estadounidenses han estudiado genéticamente estos colonos de nuestra piel y han llegado a la conclusión de que la mayor variedad fúngica se concentra en los talones.
Según afirmaban en un artículo publicado en 2013 en la revista Nature, esta parte del pie alberga ochenta géneros distintos de hongos; entre ellos, Aspergillus, Cryptococcus, Rhodotorula y Epicoccum.
Le siguen las uñas de los pies, con sesenta tipos diferentes. En contraste, la biodiversidad de estos microorganismos es mínima en la cabeza y la espalda, donde predomina un solo tipo de hongo del género Malassezia. Las manos, aunque cobijan gran diversidad de bacterias, tienen muy pocos hongos. Y, en la parte posterior del cuello, las orejas y el entrecejo, los investigadores han hallado solo de dos a diez géneros distintos.
A pesar de que el cuerpo humano es un caldo de cultivo riquísimo para este tipo de microorganismos, son difíciles de reproducir y estudiar en el laboratorio, lo que complica el diagnóstico y tratamiento de las infecciones fúngicas que producen.
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