Previene la aparición de aterosclerosis: una de las enfermedades causadas por la degeneración de las arterias. El vino permite contrarrestar sus síntomas y hasta no permitir que aparezca. La aterosclerosis sucede cuando los vasos sanguíneos pierden su capacidad de relajarse. El alcohol de esta bebida ayuda a los vasos a permanecer saludables gracias a la formación de óxido nítrico, sustancia fundamental en la relajación vascular.
El vino es saludable cuando se bebe en las cantidades apropiadas, que según los expertos es de una copa por día. Pero atención, porque no es cualquier vino, sino que ha de ser tinto. Tampoco es cuestión de consumirlo en un momento que se quiera, tiene que ser durante la cena o el almuerzo (mejor lo primero por una cuestión de comodidad, si se está trabajando tener aroma a vino en la boca no queda nada bien).
Todo esto se concluyó luego de varios estudios, afirmando que una copa de vino tinto al día ayuda a prevenir muchas enfermedades cardiovasculares, tanto en los hombres como en las mujeres. También sirve para tratar dolencias y trastornos tales como la diabetes, la demencia o la osteoporosis. Si bien el vino es una de las bebidas con alcohol más antiguas del mundo, no hace tanto tiempo que se han descubierto estas ventajas. Antes se bebía sólo para divertirse, relajarse, acompañar banquetes o disfrutar de un brebaje diferente.
Estas son las ventajas confirmadas sobre el consumo de una copa de vino tinto por día:
Reduce el riesgo de fallecimiento por variadas causas: en Europa, las investigaciones afirman que el consumo de entre 22 y 32 gramos de alcohol por día tiene un efecto “protector” de la salud, evitando la mortalidad por muchas causas. En Dinamarca, Francia e Inglaterra se dice también que beber de manera moderada es mejor que la cerveza u otras bebidas alcohólicas.
Disminuye el efecto del cigarrillo: El vino sirve para regular los daños que genera el tabaco en los vasos sanguíneos, ya sea para relajarse o vasodilatarse. Sobre todo, tiene efectos positivos en el endotelio, una capa de células que reducen la fricción entre los vasos linfáticos y sanguíneos, pero sobre todo, el corazón.
Previene enfermedades cardiovasculares: es uno de los efectos más conocidos del vino tinto, siempre y cuando se consuma según la proporción adecuada y regularmente. Los científicos dicen que el vino tinto reduce la posibilidad de padecer una enfermedad coronaria, reduciendo la producción de colesterol “malo” y aumentando el “bueno”.
Tiene efectos anticoagulantes y antitrombóticos: esto no sólo se consigue bebiendo vino cada día, sino que se ha detectado que los consumidores esporádicos tienen menor cantidad de proteína fibrinógena, promoviendo la formación de coágulos de sangre.
Equilibra la presión arterial: si bien se sabe que el consumo excesivo de alcohol provoca hipertensión, beber una copa al día de vino (250 ml) tiene el efecto contrario, porque baja la presión luego de una comida, para las personas que sufren de este problema.
Reduce la formación de cálculos renales: la ingesta diaria de vino tinto disminuye el riesgo de desarrollo de piedras en el riñón.
Evita la aparición de la Enfermedad de Alzheimer: las investigaciones demostraron que el resveratrol (un compuesto del vino tinto) produce efectos neuroprotectores, ayudando a que esta condición no se desarrolle.
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